Luca

Luca es un Bárbaro del reino de Syrtis, en el mágico mundo virtual del juego Regnum On Line, de la empresa argentina NGD Studios.

Luca odia su rojo pelo, y este es el relato de sus aventuras en clave de humor.

(habilité los comentarios anónimos, así que escriban sin miedo... )

Capítulo VII: Cabalgata Nocturna

El enano cayó de rodillas. Entonaba un extraño rezo.
- Haceme 50 Sura, dale, por favor haceme 50

Luca lo contemplaba asombrado. El pequeño pero fiero personaje, temblaba de emoción, hundiendo la barba en el pecho. De pronto una luz lo cubrio, y el enano se alzó, con el poder y la majestuosidad de los graduados.

- Seeeeeeeee... . !!! - saltó de alegría. Lo miró a los ojos sonriente, brillantes los ojos tras las espesas cejas. - Seeeeeeee !!!!!

Luca se hincó también. Trató de recordar la plegaria del enano.

- Haceme 50 Sura - rezó - dale, por favor - imploró - haceme 50

De pronto, sintió algo extraño. Se parecía al momento de satisfacción que se siente al subir de nivel... pero crecía rápidamente... una luz lo cegó y un envolvente rugido lo cubrió todo.

Abrió los ojos. Tenía level 50. Contempló sus brazos poderosos, su extendido pecho. La armadura había perdido su peso y la Estrella del Alba parecía un juguete en su robusta mano. Una sonrisa cruzó su rostro y estalló en barbaro alarido de alegría.

- Seeeeeeeeeeeeeeeeee - gritó triunfante. Miró a su alrededor, y vió a varios legendarios guerreros, antes imposibles para el, de un tentador celeste normal... De pronto, el enano a su lado se desvaneció en el aire. Cabras y tomates desaparecian a su alrededor.

- Que mierda pasaaaa..... - Oscuridad.

Azul. Frío. Luca abre sus ojos. Está en el castillo de Alsius. A su alrededor, amigos y enemigos se recuperan del mágico viaje. El poder de los Adh-Mins es inconmensurable. Luca comtempla el castillo, al que nunca había podido llegar antes. - Mirá vos, che - dice.

La multitud comienza a moverse hacia la puerta. Algo pasa afuera. Luca se abre paso entre las filas de magos, guerreros y arqueros, que rápidamente han formado un círculo alrededor del un personaje. Al fin llega adelante de todo y sus ojos contemplan, por vez primera, la luminosa silueta. En el centro del silencioso anillo de poderosas figuras, montando un blanquísimo caballo, se yergue la temible encarnación de los dioses en ese mundo. Un Adh-Min, en persona. A un gesto suyo la muchedumbre calla.

- Sigan al caballo blanco ! - ruge

Las filas contestan con un unísono grito. Luca, gira la cabeza y le pregunta a una cabra a su lado
- pero.. que, che... a gamba ?
- No - dice la cabra - Mirá. Caballos. Caballos para todos.

Un tropilla de caballos. Nunca había visto tantos juntos. En estos tiempos, los caballos eran un lujo, que muy pocos se permitían, asi que era bastante raro ver más de uno junto. Pero esto... veinte, treinta, cuarenta... más caballos aparecían, bajo el gesto del Adh-Min. Luca saltó al lomo de uno. El animal parecía contento, y con ganas de correr. La noche estaba estrellada y la luna brillaba en el horizonte. Esto se va a poner bueno - pensó Luca.

El caballo blanco, con un relincho, emprendió veloz carrera. Como un enorme ser, la masa de montados héroes comenzó a seguirlo. Luca, espoleó el suyo, y sonrió.

- Esto, se va poner bueno. - dijo - muy bueno...

La tropa avanza veloz bajo las estrellas, en medio de gritos y cantos de alegría. Cruzando los bosques nevados, la montura del Adh-Min, brilla como plata. Los caballos marrones son sombras, sobre el camino. El viento frió en los ojos, es un caricia de la noche. Los cascos retumban entre las frondas. De pronto, llegan a un puente, la nieve queda atrás y es reemplazada por el calido y rojo desierto. El tiempo parece volar, sobre la montura. Llegan a Samal.

Una horda de gigantescos Yetis Legendarios asola el castillo. Todos bajan de sus caballos y entran alegres en la batalla, algunos pocos rodean respuetuosos al Adh-Min

Luca se acerca, al fin tendrá su chance, de pedirle al ser superior lo libre de su castigo, de su odiada cabellera. Piensa en como solicitarlo... como implorarle...

- Surakus - dice tímidamente. - Sura... - se anima un poco más-

El ser se vuelve, al tiempo que se despoja de imponente casco. Mira a Luca directamente a los ojos y le pregunta con grave voz.

- Si, decime...

Luca queda helado. Su voz, se traba en su garganta, incapaz de pronunciar palabra... al ver, destellando contra el cielo, los rojos cabellos de Surakor, el Adh-min...


- la puta madre - piensa.


Capítulo VIII: ¿Qué me decías?

1 comentario:

Fran dijo...

Haceme 50 Sura - rezó - dale, por favor - imploró - haceme 50.

Jajajajaj que Hdp.