Las pesadas botas del bárbaro, levantan el polvo del camino, dejando tras de si, una estela que lentamente se desvanece en el claro aire del mediodía. Corre veloz y decidido, sabiendo que cada minuto es valioso, que cada instante cuenta, que con cada paso crece el peligro, de quedarse sin asado. El rojo pelo, flamea al viento, mientras se aleja, rodeando la parte posterior del fuerte, rumbo al eternamente desierto mercado que se alza las cercanías.
- Yo no sé esta gente de que vive - piensa para sus adentros. - Acá no viene ni el loro che.
Recuerda con nostalgia, las pasadas épocas de esplendor de Algaros, con decenas de personajes leveando en enloquecida masa, ultimando bestias una tras otra, en encegecido afán de matanza. Mas lo bueno, no dura por siempre, se dice, y un funesto día, los superiores designios de los Adh-Mins dieron fin a la constante orgía de leveo, condenando al lejano fuerte a la soledad y al abandono. Por supuesto, los mercaderes habían alzado sus voces de protesta, llegando incluso a interrumpir el paso, bloqueando el camino al Puente de Pinos Oeste ( pepédos, para el vulgo ), pero todo había sido en vano, y la voluntad de los poderosos entes no había sido doblegada.
Luca llega a la precaria construcción, que parece desierta, vacíos los descuidados mostradores, apenas algunas flechas gastadas se amontonan en un rincón, junto a una oxidada armadura. Una anciana barre con desgano la puerta de la pequeña casa, encorvandose y murmurando para si misma. El bravo guerrero le dirige respetuosamente la palabra.
- ¿ Doña... podrá ser algo de hielo ?
La anciana se lleva la mano al oido, mientras lo contempla con el ceño fruncido, en evidente gesto de incomprensión.
- ¿Qué ? ¿Quien es ?
El bárbaro se acerca un poco más, y alzando la voz le responde.
- Hielo doña, necesito hielo..... soy Luca -
La mujer asiente con la cabeza, y volviéndose hacia la puerta, llama con cascada voz. Desde las penumbras del interior, alguien le responde.
- Dice que pases - la anciana, le indica con un gesto la entrada, mientras continúa su monótono trajin, moviendo lentamente la arruinada escoba.
Luca, tras un momento de duda, traspone la descascarada abertura, internándose en la oscura y húmeda construcción. De espaldas a el, un hombre de avanzada edad, acomoda con esfuerzo unas pesadas cajas, que se apilan en el fondo de la habitación. Sin volverse, el viejo comienza a hablarle.
- Luka - le dice. Y luego para la mayor de las sopresas, pronuncia unas extrañas palabras en un desconocido idioma, que el bárbaro cree reconocer como alsirio, la lengua de los eternos enemigos del reino. En un rápido gesto, Luca desenfunda su afilada hacha, preparándose para lo peor. Al escuchar el ruido del metal, el mercader se vuelve sorpendido, y da un grito de asombro al ver frente a sí, al guerrero dispuesto al combate.
- Pero... pero.. quien carajo sos vos ? - pregunta, mientras trata inutilmente de cerrar una de las cajas, donde el bárbaro cree vislumbrar un fugaz destello de un rojo intenso.
- Yo soy Luca, bárbaro de Syrtis... ¿ Por qué me hablaste en alsirio ? ¿ A quien esperabas ? - increpa, blandiendo su pesada arma.
En ese momento, el pelirrojo siente un ruido a sus espaldas, de un salto trepa a una de las cajas, vigilando la puerta, donde asombrado ve aparecer un pequeño pero fornido enano. La cara le resulta familiar, y reconoce al fin a un guerrero de la poderosa hermandad enemiga, eterna rival de su clan, contendiente en mil sangrientas batallas.
Desde atrás de las pobladas cejas, brillantes los ojos, Luka, del Peor Clan de Regnum, lo contempla fieramente, mientras esgirme una pesada lanza.
- Paren, paren... !! - grita el viejo, poniendose en el medio de los guerreros, que ya se aprestan para la lucha.
- Paren, que me van a hacer un chiquero !!! - Luego se dirige al barbudo enemigo en su idioma, tratando de detener la inminente contienda. El enano baja su lanza, y sonriendo, hace una breve reverencia. Luca, sin salir de su asombro, lentamente guarda su arma.
- ¿Que mierda está pasando ?
- Tranquilo pibe - lo calma el anciano. - Sentate que te explico...
- Yo no sé esta gente de que vive - piensa para sus adentros. - Acá no viene ni el loro che.
Recuerda con nostalgia, las pasadas épocas de esplendor de Algaros, con decenas de personajes leveando en enloquecida masa, ultimando bestias una tras otra, en encegecido afán de matanza. Mas lo bueno, no dura por siempre, se dice, y un funesto día, los superiores designios de los Adh-Mins dieron fin a la constante orgía de leveo, condenando al lejano fuerte a la soledad y al abandono. Por supuesto, los mercaderes habían alzado sus voces de protesta, llegando incluso a interrumpir el paso, bloqueando el camino al Puente de Pinos Oeste ( pepédos, para el vulgo ), pero todo había sido en vano, y la voluntad de los poderosos entes no había sido doblegada.
Luca llega a la precaria construcción, que parece desierta, vacíos los descuidados mostradores, apenas algunas flechas gastadas se amontonan en un rincón, junto a una oxidada armadura. Una anciana barre con desgano la puerta de la pequeña casa, encorvandose y murmurando para si misma. El bravo guerrero le dirige respetuosamente la palabra.
- ¿ Doña... podrá ser algo de hielo ?
La anciana se lleva la mano al oido, mientras lo contempla con el ceño fruncido, en evidente gesto de incomprensión.
- ¿Qué ? ¿Quien es ?
El bárbaro se acerca un poco más, y alzando la voz le responde.
- Hielo doña, necesito hielo..... soy Luca -
La mujer asiente con la cabeza, y volviéndose hacia la puerta, llama con cascada voz. Desde las penumbras del interior, alguien le responde.
- Dice que pases - la anciana, le indica con un gesto la entrada, mientras continúa su monótono trajin, moviendo lentamente la arruinada escoba.
Luca, tras un momento de duda, traspone la descascarada abertura, internándose en la oscura y húmeda construcción. De espaldas a el, un hombre de avanzada edad, acomoda con esfuerzo unas pesadas cajas, que se apilan en el fondo de la habitación. Sin volverse, el viejo comienza a hablarle.
- Luka - le dice. Y luego para la mayor de las sopresas, pronuncia unas extrañas palabras en un desconocido idioma, que el bárbaro cree reconocer como alsirio, la lengua de los eternos enemigos del reino. En un rápido gesto, Luca desenfunda su afilada hacha, preparándose para lo peor. Al escuchar el ruido del metal, el mercader se vuelve sorpendido, y da un grito de asombro al ver frente a sí, al guerrero dispuesto al combate.
- Pero... pero.. quien carajo sos vos ? - pregunta, mientras trata inutilmente de cerrar una de las cajas, donde el bárbaro cree vislumbrar un fugaz destello de un rojo intenso.
- Yo soy Luca, bárbaro de Syrtis... ¿ Por qué me hablaste en alsirio ? ¿ A quien esperabas ? - increpa, blandiendo su pesada arma.
En ese momento, el pelirrojo siente un ruido a sus espaldas, de un salto trepa a una de las cajas, vigilando la puerta, donde asombrado ve aparecer un pequeño pero fornido enano. La cara le resulta familiar, y reconoce al fin a un guerrero de la poderosa hermandad enemiga, eterna rival de su clan, contendiente en mil sangrientas batallas.
Desde atrás de las pobladas cejas, brillantes los ojos, Luka, del Peor Clan de Regnum, lo contempla fieramente, mientras esgirme una pesada lanza.
- Paren, paren... !! - grita el viejo, poniendose en el medio de los guerreros, que ya se aprestan para la lucha.
- Paren, que me van a hacer un chiquero !!! - Luego se dirige al barbudo enemigo en su idioma, tratando de detener la inminente contienda. El enano baja su lanza, y sonriendo, hace una breve reverencia. Luca, sin salir de su asombro, lentamente guarda su arma.
- ¿Que mierda está pasando ?
- Tranquilo pibe - lo calma el anciano. - Sentate que te explico...
1 comentario:
quiero el siguieeeeeeeeeeeeeente!! no puedo esperar!
Publicar un comentario